viernes, junio 22, 2007

Obtusa verdad


Recurrente latente en la tranquilidad de la noche frente a líneas virtuales que retan la vista humana;

Reinante el sonido del chasquido del golpe de tus dedos a cada momento entre lluvia y sol.

Te conviertes en un monstruo unánime arrancando tus miedos y arrojándolos al barranco de la negación.

Tratas de lograr una alianza en el quirófano de tus sueños batallando con el reflejo del infierno social.
Pequeño amante del pesimismo, enajenado de la confianza hacia otra voz, no eres huérfano de la alegría solo estás vagando en un espacio interior.

Eres quien huye de nebulosas desconocida sin dar pie al riesgo de otra flor,
eres quien desaparece la atención, miras solo al este del universo sin percatarte de que el horizonte brilla para ti.

Has levantado tu mundo con recortes virtuales de tiempo, has erigido tu voz tras la línea de atención de curiosos que esperan tu explicación;
no perteneces al resto de la población pero tu ingenuidad por ello te golpea en cada paso, cargando con el peso absurdo de un nivel superior.

¡Pequeño tonto! estas dormido por debajo de la ambición, tus alas están marchitando en la espera de que hagas el intento.

No te conviertas en un otoño aburrido, conviertete en un invierno audaz.

jueves, junio 21, 2007

Nieve aplacante de mi ser


Mi cielo se encuentra a la altura de mis manos,
me quedé esperando el alba resplandeciente luego de una noche solitaria.
Las estrellas se encargaron de derramar sonrisas perdidas y el frío que se colaba entre los árboles solo inducían a un abrigo imaginario.

La oscuridad de las calles posee en sus entrañas el viento del sur, pequeñas partículas de nieve danzan sin cesar y el silencio las cubre de una profunda añoranza.

En lo atemorizante de mi celda negra mis demonios golpean sin tregua alguna a mi ego, atando sus manos, seduciéndolo con el hielo externo. No me queda mas que esperar el deceso.

Entumecida por el medio me detuve, mi cuerpo congelado rompió en mil pedazos y mis lágrimas se convirtieron en espinas que retaban las flores sobre las que me posaba convirtiéndome en hielo aclamante.

Solo partículas frías en el horizonte,
grandes espacios blancos,
la tortura del miedo al llanto, la nieve aplacante de mi ser...