miércoles, febrero 07, 2007
Un día en mi boca, un día sin perdón
Retorcido y jadeante en la furia nocturna permanece mi deseo de recordarte eternamente; tu sales de tu jaula y lo sueles golpear cuando giras en torno a otras palabras; corro a socorrerlo, beso su delicado armazón, cada día mas tenue por los restos que lanzas a su alrededor.
Son gnomos los que me recuerdan que tengo valor y junto a tus destellos de atención me enlazo a tu vida con cuerdas de sal y limón.
Mi memoria repugnante vomita pasados de pasión y continuo caminando tras de ti esperando gritos de compresión.
No puedo definirte en mi estación, no puedo referirme a ti en la selva de mi desesperación, no debería recordarte en cada paso que doy pero estas aquí adentro y no puedo evitar sentir dolor.
Es una ansiosa sensación: atarte sin dejarte, golpearte o hacerte el amor son todas ideas prestigiosas que surgen de mi interior.
La inmensidad de la noche minimiza mi exterior, te veo en cada esquina multicolor corro a tomarte y desapareces como el vapor.
Cuando lo desees puedes bañarte en el manantial de mis lágrimas, la cuales son frecuentemente producto de la relación amor-dolor, como la fuerza del rayo perpetuarte. También puedes ver la película de mi mente, tal cual drama e ilusión momentos inherentes de soledad y resequedad en busca de tu mirar “Un día en mi boca, un día sin perdón”
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